Fujimori y la barbarie de los penales
Casi siempre se habla de
las matanzas de “La Cantuta” y de “Barrios Altos” ejecutada por “El Grupo
Colina”, arma homicida creado por Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos con la complicidad de la hoy candidata
presidencial Keiko Fujimori Higuchi, ya que en esa época era primera dama, impuesta por su padre
expulsando y torturando a Susana Higuchi la madre de Keiko por haber denunciado
el robo de las donaciones del Japón para los pobres del Perú. Fue vejada y
torturada en el SIN, sin que la hija levantara un dedo en su defensa.
Lo que vamos a relatar
es la matanza ordenada por Alberto
Fujimori en el Penal Castro entre el 6 y 9 de mayo de 1992, bajo el llamado
“Operativo Mudanza 1”. Acción que llegó a la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, entidad que luego de un minucioso análisis de los hechos, concluyó en
que éste operativo fue una verdadera
“masacre”, cuya finalidad era atentar contra la vida de los internos acusados
de “terrorismo”, determinando como caso probado que 16 de los internos muertos
fueron ejecutados extrajudicialmente cumpliendo
la orden de Fujimori y ejecutada por el director de Inteligencia del
Ejército comandante de las Fuerzas Armadas.
Por tal motivo, la Corte
ordenó una serie de medidas para reparar el daño sufrido por las víctimas,
como: indemnizaciones económicas, una ceremonia pública de desagravio y que sus
nombres figuren en el monumento “El Ojo que Llora”, que ese nefasto gobierno
cuestionó y nunca cumplió.
Desde el punto jurídico,
el fallo ofrece relevantes alcances sobre el deber del Estado de investigar las
violaciones de derechos humanos y de evitar y combatir la impunidad,
garantizando la seguridad y mantener el orden en las cárceles, pero apegado a
los derechos humanos. Para este cometido criminal, Alberto Fujimori Fujimori
entregó a las fuerzas represivas una
relación de los internos que debían ser asesinados, hecho realizado
a partir del 6 de mayo de 1992, produciendo la muerte de 42 internos, dejando heridos a 175, sometidos
a trato cruel, inhumano y degradante a otros 322 internos.
El operativo se inició a
las 4 de la mañana del día miércoles 6, donde la Policía Nacional derribó con explosivos la pared externa del pabellón 1A, tomando los techos y
abriendo boquetes desde los cuales disparaba a matar a los internos, utilizando
armas de guerra, explosivos, bombas lacrimógenas, vomitivas y paralizantes
contra los internos desde el inicio del operativo, participando unidades
especializadas como UDEX, SUAT, USE, DINOES y efectivos del ejército.
A las 6 de la tarde, los
reclusos piden que no disparen, que van a salir. Sale un grupo de internos sin
armas, son recibidos a balazos con ráfagas de metralla, muriendo la mayoría.
Más adelante del pabellón 4B, sale un
grupo de internos a paso ligero, la fuerza del orden les disparan
indiscriminadamente en diferentes partes del cuerpo, los heridos caídos en el
suelo son rematados. De los sobrevivientes
echados boca abajo, algunos son separados y ejecutados en el acto. Seguramente
estaban en la lista entregada por Alberto Fujimori.
Terminada la “Operación
mudanza 1” el 9 de mayo, Alberto
Fujimori Fujimori, llega al Penal Castro Castro en un helicóptero y lista en mano se pasea sobre los cadáveres
para comprobar si entre ellos estaban los de la lista entregada.
Hoy, la hija del homicida y cómplice de estos hechos pretende
llegar a la presidencia de la república,
para vergüenza y escarnio de nuestra juventud, aplauden a la candidata
solo porque les hace regalos de alimentos. No existe una conciencia en sí y
para sí. Los medios que apoyan a las dictaduras, siembran en la mente joven la
falsedad de creen que el Fujimorato “derrotó” al terrorismo senderista.
Lo que ignoran es que ni
Fujimori ni Montesinos tuvieron alguna intervención en esta derrota y captura
de Abimael Guzmán, el culpable al lado de los gobiernos de la sangre derramada
por el pueblo del Perú. Fue la Policía Nacional la que después de un trabajo
arduo lograron la captura de este personaje. Alberto Fujimori estuvo pescando
en Iquitos y Vladimiro Montesinos en su casa de playa en el del sur de Lima, en un día de placer con su pareja. Pero
enterado del asunto, se subieron al carro para tratar de engañarnos a todos.
Bibliografía:
Jurisprudencia de Impaco
“El caso Penal Miguel Castro Castro VS Perú de la Corte Interamericana de Derechos Humanos”. (Numero: 7, año: 2 de enero
2007)
Sergio Gonzales Apaza
Periodista
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