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miércoles, 4 de enero de 2017

Luzgardo no te has ido, está presente en nuestra mente y nuestra pluma

El domingo 24 de enero del 2015, el hermano, amigo, compañero, camarada, el “Poeta Maldito” partió a la otra ladera, a la otra orilla, cruzó la quebrada profunda dejándonos un legado, escribir con pasión ética, con la mente fría, sin dejar de bregar por las grandes mayorías cegadas muchas veces de la realidad corrupta.

Recordaré a Luzgardo Medina Egoavil, porque fue mi maestro en la pluma, con el transcurrir del tiempo se convirtió en mi consejero político, periodístico y social. Luzgardo fue y será parte de mi vida de escritor, fue el “Poeta Maldito” quien corrigió mis dos primeras obras sociopolíticas.

En cada charla explicaba con apasionamiento, en cada consejo te señalaba el camino para que recorras; en cada mañana al ingresar a la red lo primero que esperaba era ver en línea a mi maestro, con quien impartíamos momentos de diálogos periodísticos, políticos, sociales y hasta personales.

El 4 de enero en una mañana de llovizna, a horas de la juramentación del cargo de alcalde de Mariano Melgar, Edwin Martínez -con quien sostengo discrepancias-, el “Poeta Maldito” escribió “te convoco a sumar ideas, te convoco para crecer juntos, te convoco para diseñar otro destino para este distrito, hagamos algo grande en Mariano Melgar, para que juntos podamos ver con otro rostro al distrito del poeta...”

El 5 de enero cuando entregué la noticia a mi maestro sobre el nuevo proyecto de este medio que hoy sale a la palestra “El Poder”, respondió “se requiere dos o tres que escriban bien, no se trata de escribir por escribir, si es a lo Hildebrant, hay que sacar gente, buscarlos, no hay gente que escriba tan bien y que investigue a la vez”, continuó “hay que analizar cada caso, con mucha tranquilidad, nada de hígado, todo de modo sesudo y utilizando razones y no solamente pasión”, concluyó diciendo “me despido hermanito”. Luzgardo era mi guía, era mi luz, era quien me mostraba el camino para que me echara a volar sin cesar hasta conseguir el objetivo.

En la mañana del sábado 23 de enero, Luzgardo me compartía su poemario y en él decía “Un poeta acaba de morir al sur del adiós, en la misma premonición, ni por simpatía le regalaron un minuto con gran dosis de azúcar, murió el poeta y ya. Se siguen destapando las botellas a veces sin motivo, y dando recompensa a quien nos traiga de las orejas al narrador, de lo innombrable, a quien desde la ebriedad nos hace oler, ese montón de sillas apiladas en un rincón del desierto, se fue el poeta, se murió como un emperador -haciendo bromas-”.

El mismo sábado 23 a las 3.51 pm, Luzgardo respondía ante una noticia que le alcance como cada día, “Sergio es broma? y por qué partido? dime”, fue lo último. Fue su despedida.

Las lágrimas recorren mis mejillas. Por qué, Dios mío, tuviste que llevártelo tan pronto, porque Luzgardo nos has adelantado en llegar donde no entiendo, ni tu entendías que se haría allá arriba. Luzgardo no te has ido, esta presente en nuestra mente y nuestra pluma.

Hasta siempre hermano, amigo, compañero, camarada, “Poeta Maldito”; pronto cruzaré la quebrada profunda.

Nota:

En esta primera edición omito la presentación del quincenario “EL PODER” que se publicará cada quincena y fin de mes, a razón del deceso del gran poeta y maestro arequipeño, Luzgardo Medina Egoavil.

Sergio Gonzales Apaza

Periodista

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