A propósito de los paradigmas
Estos días
estuve dando lectura a un libro que me parece de vital incidencia para la
comprensión de la geopolítica Latinoamericana, hago referencia al libro
titulado “Los Estados Desunidos de Latinoamérica” escrito por el periodista y
analista internacional Andrés Oppenheimer. Pero en esta ocasión aun no haré
comentario del libro en su magnitud que debiera, dado la importancia de un
punto de transcendencia del cual deriva el título del presente artículo “A
propósito de los paradigmas”
En la página
28, lleva el subtítulo 13 “La obsesión con el pasado”, en el párrafo 7 el ex
presidente de Brasil Enrique Cardoso manifiesta “Perón, Bolívar, todos ellos
eran gente que jugó un papel importantísimo en sus tiempos. Pero, por dios
miremos para adelante”, Oppenheimer responde puntualizando “Estoy de acuerdo,
es absurdo tomar como un dogma lo que decía Perón, quien murió antes de que se
difundiera el internet, o Bolívar, que murió casi medio siglo antes de que se
inventara el teléfono”. Estos análisis me han conllevado analizar la magnitud
con la que debemos de tomar en consideración las acciones y aportes por quienes
marcaron la historia, es decir, los paradigmas, quienes efectuaron
transformaciones o reformas de Estados que envilecieron por su ausencia. En
algunas ocasiones el hombre bajo parámetros un tanto mezquinos y otros
sinceros, recurre al pasado y de esta manera retrae ideas de historia que para
el autor del libro “Los Estados desunidos de Latinoamérica”, son cuentos,
novelas trasnochadas y anticuadas a la actualidad, sin tomar en consideración
que el Microsoft, la Cibernética, el Chip han sobrepasado las expectativas del
hombre del siglo XX producto de las bases de la historia.
Creo pensar
que, los puntos de vista de Enrique Cardoso y Andrés Oppenheimer parten de un
escenario estrecho y determinado, en el contexto que si Eva Perón o Bolívar ya
murieron, y volteemos la página y miremos solo para adelante, es bien en el
sentido de la forma, pero no pertinente como fondo de explicación, de modo que
no solo se trata de hombres que aportaron en su momento al desarrollo de una
sociedad, sino que, esencialmente fueron hombres que contribuyeron un valioso
tesoro que cambió el rumbo de la historia del mundo, y no es que caiga en el
análisis personalista, ególatra o egocentrista, pero lo cierto es que, muchas
de los cambios y transformaciones de la historia han dependido solo por el
brillante desempeño e iniciativa de una persona y ejemplos tenemos a por
doquier.
Los filósofos
Heráclito y Platón (500 años antes de Cristo) plasmaron los pilares para el
perfeccionamiento de dos corrientes filosóficas en el mundo, la materialista e
idealista respectivamente, Isaac Newton asestó las bases con la ley de la
relatividad, hoy hecho estudio científico; no se puede desmerecer los aportes
de Carlos Marx con la teoría del capital, herramienta actual de todo economista
internacional, como señalo el economista peruano Hernando de Soto “Las teorías
aplicadas por Marx son inalcanzables a la actualidad” y es que gracias a dicha
teoría, hoy el mundo es visto de ángulos diferenciados, la renta, el salario,
la mercancía, el servicio. Pero sin ir muy atrás de la historia, en nuestros
tiempos contamos con los contribuciones dados por el británico John Keynes
(1883 - 1946), cuyas ideas tuvieron una fuerte repercusión en las teorías
económicas y políticas modernas, así como también en las políticas fiscales de
muchos gobiernos, estrategias económicas que fueron tomadas en consideración en
esta crisis mundial que repercutió en todas las economías, esencialmente en las
emergentes, es menester valorar el aporte del estadounidense Bill Gates,
cofundador de la empresa de software Microsoft, todos ellos y sus aportes son
vigentes, y no es que se esté volviendo al pasado de las novelas y cuentos
historiógrafos.
Consecuentemente,
considero que el rol que les tocó asumir a los paradigmas mencionados y otros a
considerar, no fueron ni serán absurdas o vagas, de modo que sirven como base
de los próximos aportes valiosos que puedan efectuase, y ello no es caer en el
error anticuado del pasado como puntualiza Andrés Oppenheimer y Enrique
Cardoso.
Ahora con
ello, no quiero dar a entender que hay que tomar las decisiones y definiciones
en base a posturas ya determinadas por los paradigmas, pues de ninguna manera
se plantea ello, dado que estamos en otros tiempos y nuevos vientos, los mismos
que fueron como consecuencia de bases puestas por los hombres que si han girado
la historia. Mirar atrás no es mirar dogmática y ortodoxamente, mirar con ojos
de lince y actuar como mona, sino que, mirar el pasado implica actuar como el
emprendedor de Apima (Arequipa), Gamarra (Lima) o de los miles de microempresarios
que han sabido sobre salir en medio de las turbulencias competitivas
excluyentes del modelo económico neoliberal.
Sergio Gonzales Apaza
Periodista
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