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viernes, 30 de diciembre de 2016

Ensayo: A izquierda revuelta, ganancia de la derecha

Ensayo: A izquierda revuelta, ganancia de la derecha

Durante dos semanas transcurridas, se ha venido armando una serie de tesis de la posible unidad o aislamiento de los sectores y partidos de izquierda en el Perú, accionar que no se ha vuelto a repetir luego de la cohesión de la Izquierda Unida en 1985, liderado por Alfonso Barrantes Lindan. En nuestros tiempos, esta posible convergencia de la izquierda, está en la palestra del debate de la coyuntura nacional, la misma que peligra por aspectos más de forma que de cuestiones de fondo político e ideológico, y, como reza el viejo adagio, “A izquierda revuelta, ganancia de la derecha” perdón, digo “A rio revuelto, ganancia de pescadores”

Las preguntas que se vienen elaborando en medio de los electores peruanos y espacios políticos, es ¿Cabe la posibilidad de la unidad de la izquierda peruana en un frente o referente político con miras a las elecciones presidenciales del 2011?, muchos nos preguntamos ¿Qué sucederá si no logran confluir los sectores de izquierda y progresista? ¿Realmente, cuales son las diferencias programáticas e ideológicas entre los sectores denominados de izquierda? ¿Abraza la posibilidad que algunos de los llamados partidos o grupos de izquierda depongan sus intereses personales y de grupo?, en fin, una serie de inquietudes, que a más de uno pone en un dilema extremo.

A los días presentes, los candidatos presidenciales identificados como representantes de la izquierda, se encuentra el padre Marco Arana (Tierra y Libertad), Ollanta Humala (Partido Nacionalista Peruano), Alberto Pizango (Partido Alternativo para la Humanidad), y Nano Guerra García (Fuerza Social), quienes se vienen disputando el colchón electoral nacional, de aquella población que está descontenta con el actual modelo económico neoliberal que ha tenido consecuencias en la profundización de la pobreza, incremento de la miseria, exclusión social y criminalización de las protestas populares, teniendo como medula social, el encarecimiento de los salarios, recortes laborales, privatización de los recursos naturales, incremento de la delincuencia y el pandillaje por falta de oportunidades de trabajo para la juventud; todo ello, amparado por la actual Constitución elaborada por un gobierno dictatorial sumiso y acorde de los intereses de las transnacionales monopólicas, construido en la estructura del modelo económico neoliberal imperante. Este grupo social, son el bolsón electoral que más de uno quiere capturar, e incluso los partidos de derecha que hoy se pintan de democráticos, de centro derecha, o, centro izquierda, pero su esencia de programa e ideología, son de una derecha conservadora nacional.

Dudo que Marco Arana, Ollanta Humala, Alberto Pizango, Nano Guerra García, puedan triunfar si se atreven en participar sectariamente en la coyuntura electoral del 2011, pues en realidad las posibilidades serán mínimas, y, lo más probable es que queden en el limbo electoral de la participación sin son de victoria, por ello, es menester poner cabeza fría y dejar de lado las mezquindades hegemónicas de grupo e individuales, que es el fondo de las discrepancias actuales; pero analicemos cada uno de estos denominados representantes de la izquierda.

Marco Arana del Partido Tierra y Libertad, ha logrado posicionarse en el escenario político, al punto que, la prensa nacional e internacional le dan espacio de opinión de la coyuntura política nacional, asimismo, viene impregnándose en los sectores sociales regionales y organizaciones políticas, las mismas que ahora se disputa con el PNP. Otra de las cualidades de Marco Arana, es que su discurso tiene un carácter político que guarda sintonía (compatibilidad) con los reclamos populares, como el planteamiento del cambio del modelo económico neoliberal, nueva Constitución, respeto a los derechos humanos, impuesto de las ganancias mineras, cuidado del medio ambiente, descentralización, aspectos que se identifica con la gran mayoría nacional.

Dichos postulados es sustenta al momento de su exposición, utilizando un lenguaje sencillo, con una compostura dócil, ecuánime, coherente, y sobre todo, consecuente y no voluble, dominando así el escenario frente a un público que se muestra esperanzado quien pueda ser el próximo presidente que lleve su voz y vivir; es decir, un discurso de acuerdo a las circunstancias con el ingrediente de su carisma sin prepotencia, lo cual, lo caracteriza en no caer en el caudillismo. Sin embargo, tiene lagunas debilidades que a pesar del esfuerzo denodado que ha puesto en marcha, aun no logra ingresar a la pelea dentro las encuestas, manteniendo así un perfil bajo. Pues mantiene un circulo (jefes y amigos de campaña) de estrecho trabajo y mermada presencia en las regiones, por lo que el arrastre que posee en estos momentos se debe a su personalidad, en ese contexto nos preguntamos ¿Ganará, o por lo menos hará pelea si participa solo?

Pues, Marco Arana ha señalado que es poco probable una alianza con Ollanta Humala, toda vez que, Humala no está dispuesto a ir a una lección primaria, es decir, dejar de lado el caudillismo de candidato natural y apostar por una democracia interna; por lo tanto, el líder de Tierra y Libertad con intervención separada, no llegaría a los 5 primeros lugares, pero de efectuarse lo contrario (aliarse con Humala), aseguraría ingresar a segunda vuelta. Otro de los debates, es la coalición entre Marco Arana y Alberto Pizango (Ambos líderes netos de las protestas medioambientales), y este último, ha mostrado su disponibilidad, pues es más seguro que en los próximos días se concretice, que de ser así, harán la pelea por meterse dentro los 5 primeros puesto. Pero uno de los problemas a resolver, es la vigencia de la alianza que mantiene con Fuerza Social, en el contexto que, Susana Villarán ha puntualizado que tendría la disponibilidad de ir en alianza con Perú Posible, lo que es duramente criticado por Marco Arana, quien se muestra en desacuerdo, ya que cuando Toledo fue gobierno, vulneró los derechos humanos (caso de Ayabaca), además de continuar el mismo modelo económico de Alberto Fujimori (neoliberal), en consecuencia, aun no hay nada dicho entre ambas organizaciones.

Con referencia a Ollanta Humala, representante del Partido Nacionalista; es un caso un tanto peculiar, ya que posterior a las elecciones presidenciales del 2006 en que ganó en primera vuelta con 30%, y en segunda vuelta quedó segundo lugar con 47%, los peruanos pensaron que a partir de allí, se convertiría en el personaje de la oposición y encaminaría idóneamente el descontento social ante las políticas represivas, económicas, sociales y en materia de derechos humanos frente al gobierno actual, por el contrario, Ollanta durante dos años se sometió al silencio bajo el escudo de que era perseguido político y podría empeorar su situación por el caso de Madre Mía y el Andahuaylazo, pero ya absueltos por dichos casos, inició su periplo por el interior del país acompañado de un discurso político voluble; pues decía una cosa hoy, y al día siguiente se contradecía, llegando al punto actual en la que señala “Nosotros planteamos la nacionalización de los sectores, no la privatización de la propiedad” ¿Qué? ¿Alguien entendió?, esto evidencia el fondo de su doble lenguaje; no a la privatización de la propiedad (industrias y empresas en general) ante el empresario, pero al pueblo le plantea la nacionalización de los sectores (industrias estratégicas), indefiniciones como estas, lo están perjudicando.

Otro aspecto analizar, es su actitud prepotente y déspota en su relación con la población, su caudillismo ante las organizaciones políticas, creyéndose el amo y señor, e incluso dentro de su propio partido; Ollanta aun no logra asimilar que el político debe ser tolerante, mesurado y democrático, pues aún cree que se encuentra dentro de sus cuarteles olvidándose que es un político que debe mantener la diplomacia, este defecto se plasma en el escenario del discurso frente a la población, es demasiado crudo, le falta carisma, sencillez, lo cual le quita réditos políticos; otro de sus errores ha sido no presentar candidatos en las regiones como partido institucionalizado, dejando al libre albedrio su militancia, hecho suscitado a nivel nacional, y como consecuencia de la pésima estrategia electoral, ha bajado 3% en los último dos meses, ubicándose en 4 lugar con 6%, según la encuesta del Instituto de Opinión Pública de la PUCP.

La ventaja de Ollanta Humala, es que mantiene una estrecha relación con los Partidos de Izquierda, ahí están los casos del Partido Comunista Peruano, el Partido Comunista del Perú (Patria Roja), quienes tienen presencia activa en la CGTP y el SUTEP respectivamente; su relación con el Partido Socialista, y el Partido Socialista Revolucionario quienes en conjunto enlazan su relación estrecha y activa con el movimiento social-popular, a ello hay que agregarle su compacto trabajo con un sector de los intelectuales, quienes a los días presentes se han convertido en voceros oficiales ante la prensa nacional e internacional. Asimismo, su alianza con algunas organizaciones regionales, por el momento aún no le ha dado los resultados que se esperaba, en el contexto que, algunas alianzas han resultado más negativas que positivas, error cometido en las elecciones presidenciales del 2006. Su concordancia con los sectores regionales gremiales y populares esta movido, debido que ahora lo disputa con la presencia que ha escalando el padre Marco Arana.

En consecuencia, Ollanta Humala de ir solo en esta coyuntura electoral presidencial, asegurará estar presente dentro de los 5 primeros lugares, pero de efectuar una alianza con Marco Arana, plasmaría su ingreso a la segunda vuelta, y de cohesionarse con Alberto Pizango, Marco Arana, y Fuerza Social, indudablemente tentará la presidencia de la república.

Alberto Pizango, es un personaje que ganó protagonismo como resultado de los acontecimientos de Bagua (Junio del 2009), en la que de ser un dirigente, pasó a la palestra política, razón por la cual, inicialmente por la efervescencia social logró un arrastre nacional y comenzó agrupar círculos regionales, pero a medida que fue disipándose el tiempo, dichos grupos que lo respaldaban, quedó en el lindero de personas que no cuentan (al menos la mayoría) con base social, o, representatividad política, lo que merma su participación electoral. Una de las ventajas de Alberto Pizango, es que tiene presencia activa en la selva Oriental y Central, pero esta decae en el Norte, y Lima, y un tanto de simpatía en el Sur, lo cual, le brinda la oportunidad de concertar una alianza electoral con algún grupo de izquierda o progresista, y de alguna manera garantizar el endose de dicho electorado. Su discurso no logra posicionarse políticamente, carece del dominio de los temas de coyuntura política y económica, pero buen desenvolvimiento en lo cultural y medio ambiental.

Ha Pizango le cuesta posicionarse dentro las encuestas que es una radiografía promedio de lo que piensa el electorado nacional, a pesar de ello, la prensa nacional lo tiene presente al momento de las opiniones de la coyuntura nacional, por lo que, si Alberto Pizango va solo en estas elecciones, no logrará hacer pelea por ingresar en los 5 primeros lugares, de efectuar una concertación con Marco Arana, Fuerza Social, le permitiría disputar por ingresar a los 5 primeros lugares, y en caso de aliarse con Ollanta Humala, le accederá estar presente en los 5 primeros lugares.

Por otro lado, luego de las elecciones municipales, Fuerza Social ha abierto un nuevo escenario político que seguramente restara votos a más de uno que se encuentre dentro la izquierda, el meollo del asunto es que esta organización no es una fuerza política nacional, que si bien es cierto amigos como Cesar Villanueva (Electo presidente regional de San Martin), y Vladimir Huarocc (Presidente regional saliente de Junín), tienen presencia en sus respectivas regiones, lo cierto es que no son identificados como miembros de izquierda o progresistas, sino, que son de alguna manera respaldados por sus gestiones gubernamentales, y dudo realmente que sus simpatizantes concuerden con la idea de ir con una lista de izquierda.

Otro aspecto a considerar dentro del juego electoral, es quien los representará como candidato presidencial, hasta donde se conoce, su precandidato es Nano Guerra García, un personaje que aún es desconocido en el espectro político nacional, y ello les será un obstáculo para posicionarse. Si Fuerza Social participa aislado solamente con lista congresal, podría resultar siendo la cara de lo que fue el partido de Avanza País en las elecciones del 2006, que a pesar de haber contado con líderes regionales, el arrastre electoral fue insuficiente. Otro aspecto a tomar en cuenta, es que pasaría si Fuerza Social se alía con Alejandro Toledo, creo que automáticamente se desquebrajara la alianza con Tierra y Libertad, Patria Roja, y Lima para Todos, por ende, Villarán se quedaría sin respaldo en la gestión municipal, y dudo que se atreva asumir dicho reto, toda vez que, se identificaría como una movimiento de derecha.

Consecuentemente, Si Fuerza Social decide ir solo, posiblemente desaparecerá del mapa político, lo cual no le conviene porque mínimo debe buscar colocar dos congresista que sean su voz y defensa en el parlamento futuro; si efectúa alianza con el padre Marco Arana, disputarán por ingresar a los 5 primeros puestos, si concretiza la unidad con el PNP, ingresarán a segunda vuelta, pero si se alía con Perú Posible, de seguro estará dentro de los 5 primeros lugares y a su vez será identificada parte de la derecha, o la socialdemocracia peruana.

Finalmente; la pregunta que nos hacemos todos es ¿Qué puede unir y que los puede fragmentar a la izquierda? Considero que los personajes antes mencionados y sus movimientos o partidos respectivos, mantienen más semejanzas que discrepancias. Ideológicamente guardan relación, se declaran de un pensamiento de izquierda, programáticamente mantienen vinculación, pues propugnan por el cambio de la Constitución Política, son críticos y plantean el cambio del modelo económico neoliberal, apadrinan el respeto a los derechos laborales y los derechos humanos, son partidarios de la mayor presencia del Estado con una economía social de mercado, plantean un gobierno social que redistribuya las riquezas de manera equitativa con inclusión social, impulsan un frente o referente político que genere la unidad de la izquierda, por ende, convergen en las cuestiones de fondo, de esencia, consecuentemente ¿Dónde se encuentra discrepancia? Creo que, está en las posturas de forma que al parecer tienen como paradigma el individualismo, grupismo, caudillismo, intereses mezquinos mediáticos posibles a resolver por tratarse de contradicciones no antagónicas, y, como reza el viejo adagio, “A izquierda revuelta, ganancia de la derecha”

Es el momento oportuno que Marco Arana (Tierra y Libertad), Ollanta Humala (Partido Nacionalista Peruano), Alberto Pizango (Partido Alternativo para la Humanidad), y Nano Guerra García (Fuerza Social), escriban la nueva historia de la política peruana, por lo que deben deponer los intereses avaros que no hacen más que generar condiciones a la derecha y ganen la elección, es inadmisible que, por cuestiones ínfimas peligre el bienestar de una sociedad que requiere de personas que gobiernen bajo los intereses de las mayorías excluidas que ha gritos piden Trabajo, Salud, Educación, y ello está a un paso de ser posible si se concretiza la cohesión, la convergencia de los sectores de izquierda, partidos, movimientos progresista e impulsen un gobierno que reimpulse al Estado en la participación activa del crecimiento de la economía, y plasme un desarrollo económico. Decía José Carlos Mariátegui “Aun somos pocos para dividirnos”

Sergio Gonzales Apaza

Periodista

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