Ensayo: A izquierda revuelta,
ganancia de la derecha
Durante dos
semanas transcurridas, se ha venido armando una serie de tesis de la posible
unidad o aislamiento de los sectores y partidos de izquierda en el Perú,
accionar que no se ha vuelto a repetir luego de la cohesión de la Izquierda
Unida en 1985, liderado por Alfonso Barrantes Lindan. En nuestros tiempos, esta
posible convergencia de la izquierda, está en la palestra del debate de la
coyuntura nacional, la misma que peligra por aspectos más de forma que de
cuestiones de fondo político e ideológico, y, como reza el viejo adagio, “A
izquierda revuelta, ganancia de la derecha” perdón, digo “A rio revuelto,
ganancia de pescadores”
Las preguntas
que se vienen elaborando en medio de los electores peruanos y espacios
políticos, es ¿Cabe la posibilidad de la unidad de la izquierda peruana en un
frente o referente político con miras a las elecciones presidenciales del
2011?, muchos nos preguntamos ¿Qué sucederá si no logran confluir los sectores
de izquierda y progresista? ¿Realmente, cuales son las diferencias
programáticas e ideológicas entre los sectores denominados de izquierda?
¿Abraza la posibilidad que algunos de los llamados partidos o grupos de
izquierda depongan sus intereses personales y de grupo?, en fin, una serie de
inquietudes, que a más de uno pone en un dilema extremo.
A los días
presentes, los candidatos presidenciales identificados como representantes de
la izquierda, se encuentra el padre Marco Arana (Tierra y Libertad), Ollanta
Humala (Partido Nacionalista Peruano), Alberto Pizango (Partido Alternativo
para la Humanidad), y Nano Guerra García (Fuerza Social), quienes se vienen
disputando el colchón electoral nacional, de aquella población que está
descontenta con el actual modelo económico neoliberal que ha tenido
consecuencias en la profundización de la pobreza, incremento de la miseria,
exclusión social y criminalización de las protestas populares, teniendo como
medula social, el encarecimiento de los salarios, recortes laborales,
privatización de los recursos naturales, incremento de la delincuencia y el
pandillaje por falta de oportunidades de trabajo para la juventud; todo ello,
amparado por la actual Constitución elaborada por un gobierno dictatorial
sumiso y acorde de los intereses de las transnacionales monopólicas, construido
en la estructura del modelo económico neoliberal imperante. Este grupo social,
son el bolsón electoral que más de uno quiere capturar, e incluso los partidos
de derecha que hoy se pintan de democráticos, de centro derecha, o, centro
izquierda, pero su esencia de programa e ideología, son de una derecha
conservadora nacional.
Dudo que Marco
Arana, Ollanta Humala, Alberto Pizango, Nano Guerra García, puedan triunfar si
se atreven en participar sectariamente en la coyuntura electoral del 2011, pues
en realidad las posibilidades serán mínimas, y, lo más probable es que queden
en el limbo electoral de la participación sin son de victoria, por ello, es
menester poner cabeza fría y dejar de lado las mezquindades hegemónicas de
grupo e individuales, que es el fondo de las discrepancias actuales; pero
analicemos cada uno de estos denominados representantes de la izquierda.
Marco Arana
del Partido Tierra y Libertad, ha logrado posicionarse en el escenario político,
al punto que, la prensa nacional e internacional le dan espacio de opinión de
la coyuntura política nacional, asimismo, viene impregnándose en los sectores
sociales regionales y organizaciones políticas, las mismas que ahora se disputa
con el PNP. Otra de las cualidades de Marco Arana, es que su discurso tiene un
carácter político que guarda sintonía (compatibilidad) con los reclamos
populares, como el planteamiento del cambio del modelo económico neoliberal,
nueva Constitución, respeto a los derechos humanos, impuesto de las ganancias
mineras, cuidado del medio ambiente, descentralización, aspectos que se
identifica con la gran mayoría nacional.
Dichos
postulados es sustenta al momento de su exposición, utilizando un lenguaje
sencillo, con una compostura dócil, ecuánime, coherente, y sobre todo,
consecuente y no voluble, dominando así el escenario frente a un público que se
muestra esperanzado quien pueda ser el próximo presidente que lleve su voz y
vivir; es decir, un discurso de acuerdo a las circunstancias con el ingrediente
de su carisma sin prepotencia, lo cual, lo caracteriza en no caer en el
caudillismo. Sin embargo, tiene lagunas debilidades que a pesar del esfuerzo
denodado que ha puesto en marcha, aun no logra ingresar a la pelea dentro las
encuestas, manteniendo así un perfil bajo. Pues mantiene un circulo (jefes y
amigos de campaña) de estrecho trabajo y mermada presencia en las regiones, por
lo que el arrastre que posee en estos momentos se debe a su personalidad, en
ese contexto nos preguntamos ¿Ganará, o por lo menos hará pelea si participa
solo?
Pues, Marco
Arana ha señalado que es poco probable una alianza con Ollanta Humala, toda vez
que, Humala no está dispuesto a ir a una lección primaria, es decir, dejar de
lado el caudillismo de candidato natural y apostar por una democracia interna;
por lo tanto, el líder de Tierra y Libertad con intervención separada, no
llegaría a los 5 primeros lugares, pero de efectuarse lo contrario (aliarse con
Humala), aseguraría ingresar a segunda vuelta. Otro de los debates, es la
coalición entre Marco Arana y Alberto Pizango (Ambos líderes netos de las
protestas medioambientales), y este último, ha mostrado su disponibilidad, pues
es más seguro que en los próximos días se concretice, que de ser así, harán la
pelea por meterse dentro los 5 primeros puesto. Pero uno de los problemas a
resolver, es la vigencia de la alianza que mantiene con Fuerza Social, en el
contexto que, Susana Villarán ha puntualizado que tendría la disponibilidad de
ir en alianza con Perú Posible, lo que es duramente criticado por Marco Arana,
quien se muestra en desacuerdo, ya que cuando Toledo fue gobierno, vulneró los
derechos humanos (caso de Ayabaca), además de continuar el mismo modelo
económico de Alberto Fujimori (neoliberal), en consecuencia, aun no hay nada
dicho entre ambas organizaciones.
Con referencia
a Ollanta Humala, representante del Partido Nacionalista; es un caso un tanto
peculiar, ya que posterior a las elecciones presidenciales del 2006 en que ganó
en primera vuelta con 30%, y en segunda vuelta quedó segundo lugar con 47%, los
peruanos pensaron que a partir de allí, se convertiría en el personaje de la
oposición y encaminaría idóneamente el descontento social ante las políticas
represivas, económicas, sociales y en materia de derechos humanos frente al
gobierno actual, por el contrario, Ollanta durante dos años se sometió al
silencio bajo el escudo de que era perseguido político y podría empeorar su
situación por el caso de Madre Mía y el Andahuaylazo, pero ya absueltos por
dichos casos, inició su periplo por el interior del país acompañado de un
discurso político voluble; pues decía una cosa hoy, y al día siguiente se
contradecía, llegando al punto actual en la que señala “Nosotros planteamos la
nacionalización de los sectores, no la privatización de la propiedad” ¿Qué?
¿Alguien entendió?, esto evidencia el fondo de su doble lenguaje; no a la
privatización de la propiedad (industrias y empresas en general) ante el
empresario, pero al pueblo le plantea la nacionalización de los sectores
(industrias estratégicas), indefiniciones como estas, lo están perjudicando.
Otro aspecto
analizar, es su actitud prepotente y déspota en su relación con la población,
su caudillismo ante las organizaciones políticas, creyéndose el amo y señor, e
incluso dentro de su propio partido; Ollanta aun no logra asimilar que el
político debe ser tolerante, mesurado y democrático, pues aún cree que se
encuentra dentro de sus cuarteles olvidándose que es un político que debe
mantener la diplomacia, este defecto se plasma en el escenario del discurso
frente a la población, es demasiado crudo, le falta carisma, sencillez, lo cual
le quita réditos políticos; otro de sus errores ha sido no presentar candidatos
en las regiones como partido institucionalizado, dejando al libre albedrio su
militancia, hecho suscitado a nivel nacional, y como consecuencia de la pésima
estrategia electoral, ha bajado 3% en los último dos meses, ubicándose en 4
lugar con 6%, según la encuesta del Instituto de Opinión Pública de la PUCP.
La ventaja de
Ollanta Humala, es que mantiene una estrecha relación con los Partidos de
Izquierda, ahí están los casos del Partido Comunista Peruano, el Partido
Comunista del Perú (Patria Roja), quienes tienen presencia activa en la CGTP y
el SUTEP respectivamente; su relación con el Partido Socialista, y el Partido
Socialista Revolucionario quienes en conjunto enlazan su relación estrecha y
activa con el movimiento social-popular, a ello hay que agregarle su compacto
trabajo con un sector de los intelectuales, quienes a los días presentes se han
convertido en voceros oficiales ante la prensa nacional e internacional.
Asimismo, su alianza con algunas organizaciones regionales, por el momento aún
no le ha dado los resultados que se esperaba, en el contexto que, algunas
alianzas han resultado más negativas que positivas, error cometido en las
elecciones presidenciales del 2006. Su concordancia con los sectores regionales
gremiales y populares esta movido, debido que ahora lo disputa con la presencia
que ha escalando el padre Marco Arana.
En
consecuencia, Ollanta Humala de ir solo en esta coyuntura electoral
presidencial, asegurará estar presente dentro de los 5 primeros lugares, pero
de efectuar una alianza con Marco Arana, plasmaría su ingreso a la segunda
vuelta, y de cohesionarse con Alberto Pizango, Marco Arana, y Fuerza Social,
indudablemente tentará la presidencia de la república.
Alberto
Pizango, es un personaje que ganó protagonismo como resultado de los
acontecimientos de Bagua (Junio del 2009), en la que de ser un dirigente, pasó
a la palestra política, razón por la cual, inicialmente por la efervescencia
social logró un arrastre nacional y comenzó agrupar círculos regionales, pero a
medida que fue disipándose el tiempo, dichos grupos que lo respaldaban, quedó
en el lindero de personas que no cuentan (al menos la mayoría) con base social,
o, representatividad política, lo que merma su participación electoral. Una de
las ventajas de Alberto Pizango, es que tiene presencia activa en la selva Oriental
y Central, pero esta decae en el Norte, y Lima, y un tanto de simpatía en el
Sur, lo cual, le brinda la oportunidad de concertar una alianza electoral con
algún grupo de izquierda o progresista, y de alguna manera garantizar el endose
de dicho electorado. Su discurso no logra posicionarse políticamente, carece
del dominio de los temas de coyuntura política y económica, pero buen
desenvolvimiento en lo cultural y medio ambiental.
Ha Pizango le
cuesta posicionarse dentro las encuestas que es una radiografía promedio de lo
que piensa el electorado nacional, a pesar de ello, la prensa nacional lo tiene
presente al momento de las opiniones de la coyuntura nacional, por lo que, si
Alberto Pizango va solo en estas elecciones, no logrará hacer pelea por ingresar
en los 5 primeros lugares, de efectuar una concertación con Marco Arana, Fuerza
Social, le permitiría disputar por ingresar a los 5 primeros lugares, y en caso
de aliarse con Ollanta Humala, le accederá estar presente en los 5 primeros
lugares.
Por otro lado,
luego de las elecciones municipales, Fuerza Social ha abierto un nuevo
escenario político que seguramente restara votos a más de uno que se encuentre
dentro la izquierda, el meollo del asunto es que esta organización no es una
fuerza política nacional, que si bien es cierto amigos como Cesar Villanueva
(Electo presidente regional de San Martin), y Vladimir Huarocc (Presidente
regional saliente de Junín), tienen presencia en sus respectivas regiones, lo
cierto es que no son identificados como miembros de izquierda o progresistas,
sino, que son de alguna manera respaldados por sus gestiones gubernamentales, y
dudo realmente que sus simpatizantes concuerden con la idea de ir con una lista
de izquierda.
Otro aspecto a
considerar dentro del juego electoral, es quien los representará como candidato
presidencial, hasta donde se conoce, su precandidato es Nano Guerra García, un
personaje que aún es desconocido en el espectro político nacional, y ello les
será un obstáculo para posicionarse. Si Fuerza Social participa aislado
solamente con lista congresal, podría resultar siendo la cara de lo que fue el
partido de Avanza País en las elecciones del 2006, que a pesar de haber contado
con líderes regionales, el arrastre electoral fue insuficiente. Otro aspecto a
tomar en cuenta, es que pasaría si Fuerza Social se alía con Alejandro Toledo,
creo que automáticamente se desquebrajara la alianza con Tierra y Libertad,
Patria Roja, y Lima para Todos, por ende, Villarán se quedaría sin respaldo en
la gestión municipal, y dudo que se atreva asumir dicho reto, toda vez que, se
identificaría como una movimiento de derecha.
Consecuentemente,
Si Fuerza Social decide ir solo, posiblemente desaparecerá del mapa político,
lo cual no le conviene porque mínimo debe buscar colocar dos congresista que
sean su voz y defensa en el parlamento futuro; si efectúa alianza con el padre
Marco Arana, disputarán por ingresar a los 5 primeros puestos, si concretiza la
unidad con el PNP, ingresarán a segunda vuelta, pero si se alía con Perú Posible,
de seguro estará dentro de los 5 primeros lugares y a su vez será identificada
parte de la derecha, o la socialdemocracia peruana.
Finalmente; la
pregunta que nos hacemos todos es ¿Qué puede unir y que los puede fragmentar a
la izquierda? Considero que los personajes antes mencionados y sus movimientos
o partidos respectivos, mantienen más semejanzas que discrepancias.
Ideológicamente guardan relación, se declaran de un pensamiento de izquierda,
programáticamente mantienen vinculación, pues propugnan por el cambio de la
Constitución Política, son críticos y plantean el cambio del modelo económico
neoliberal, apadrinan el respeto a los derechos laborales y los derechos
humanos, son partidarios de la mayor presencia del Estado con una economía social
de mercado, plantean un gobierno social que redistribuya las riquezas de manera
equitativa con inclusión social, impulsan un frente o referente político que
genere la unidad de la izquierda, por ende, convergen en las cuestiones de
fondo, de esencia, consecuentemente ¿Dónde se encuentra discrepancia? Creo que,
está en las posturas de forma que al parecer tienen como paradigma el
individualismo, grupismo, caudillismo, intereses mezquinos mediáticos posibles
a resolver por tratarse de contradicciones no antagónicas, y, como reza el
viejo adagio, “A izquierda revuelta, ganancia de la derecha”
Es el momento
oportuno que Marco Arana (Tierra y Libertad), Ollanta Humala (Partido
Nacionalista Peruano), Alberto Pizango (Partido Alternativo para la Humanidad),
y Nano Guerra García (Fuerza Social), escriban la nueva historia de la política
peruana, por lo que deben deponer los intereses avaros que no hacen más que
generar condiciones a la derecha y ganen la elección, es inadmisible que, por
cuestiones ínfimas peligre el bienestar de una sociedad que requiere de
personas que gobiernen bajo los intereses de las mayorías excluidas que ha
gritos piden Trabajo, Salud, Educación, y ello está a un paso de ser posible si
se concretiza la cohesión, la convergencia de los sectores de izquierda,
partidos, movimientos progresista e impulsen un gobierno que reimpulse al
Estado en la participación activa del crecimiento de la economía, y plasme un
desarrollo económico. Decía José Carlos Mariátegui “Aun somos pocos para
dividirnos”
Sergio Gonzales Apaza
Periodista
No hay comentarios:
Publicar un comentario