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viernes, 30 de diciembre de 2016

Abimael Guzmán, y la amnistía general

La semana anterior, se ha realizado una serie de actividades en conmemoración a los 7 años, en que la Comisión de la Verdad y Reconciliación entregó las conclusiones del conflicto interno que vivió el Perú desde 1980 al 2000, y dentro de sus terminaciones demostrarían el inmenso daño que ocasionaron aquellos que en una oportunidad, dijeron defender y trabajar por el pueblo peruano, que en sí, no eran más que oratorias de paseo popular. Creo yo, que es necesario tomar en cuenta esta conmemoración, en el contexto que, debemos de estar preparados todos los peruanos en su conjunto para los nuevos hechos que se avecinan en adelante, como el caso inefable del planteamiento de la amnistía general a los genocidas de nuestro pueblo, a pesar que la corte Internacional de Derechos Humanos y el Estado peruano, mantienen el principio que los crimines de lesa humanidad son imprescriptibles y sin amnistía posible.

Son 7 años, en que se dio a conocer un aproximado de las muertes que generaron las Fuerzas Armadas del Perú y los miembros terroristas de Sendero Luminoso, quienes son culpables de más de 40 mil muertes del total de los 70 mil, vertidos por el trabajo de investigación de la Comisión de la Verdad. Sin embargo a los días presentes, hay un reducido e ínfimo sector, que se rasga la vestiduras y persisten en defender la teoría que, “En toda guerra hay excesos de uno y de otro lado” lo cual en sí, no es más que una excusa subversiva que causo daño, dolor y heridas abiertas en el pueblo, siendo su principal componente de estos hechos, Sendero Luminoso y su caudillo genocida de Abimael Guzmán Reynoso, quien jamás entendió correctamente el Marxismo-Leninismo, la lucha de clases, las contradicciones antagónicas y no antagónicas, y más bien hizo de estos fundamentos ideológicos, una herramienta dogmática maoísta nociva.


Seguramente algunos me tildaran de ultra derechista y otros de ser una marxista subjetivista, por tipificar a Abimael Guzmán de genocida, pero me permitiré dar sustento del porque dicha caracterización.

En primera instancia, el cerebro de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, no supo diferenciar entre quienes eran enemigos y quienes eran pueblo, (ley de la unidad y lucha de contrarios), para Guzmán enemigos eran todos campesinos que no seguían sus planes de exterminio, enemigos eran aquellas personas que brindaban un plato de comida a las Fuerzas Armadas, o enemigos eran aquellos campesinos que defendían su ganadito y lo poco que tenían. Pues en ese entendimiento ortodoxo maoísta, aniquilaron a cientos de personas inocentes e indefensas.

Abimael Guzmán y sus intratables seguidores, llegaron al extremo ortodoxo maoísta de calificar que, el enemigo principal eran los revisionistas, pero ¿Quiénes eran esos revisionistas? Eran todos aquellos que participaban de las coyunturas electorales de forma directa (candidatos) o de manera indirecta (electores) y recordemos los hechos nefastos genocidas de 1983 en Churchis-Ayacucho, donde se asesinaron, se quemaron las ánforas y hasta cortaron los dedos y manos a quienes fueron a votar, lo cual fue un acto terrorista, como lo ha calificado la Comisión de la Verdad y muy bien puntualizado.

Pues Guzmán, no supo respetar adecuadamente el trabajo de Frente Único, por el contrario, sometían a todos los que estaban dentro del Frente a fin de ser parte de Sendero Luminoso, y si estos no acataban las decisiones, pues de inmediato estos hacían paralelismo sindical-gremial, de ahí que salió la consigna de los “Organismos Autogenerados”, de esa forma pues fragmentaron las organizaciones sociales inescrupulosamente y dieron pie al gobierno dictador Fujimontesinista para sus actos de exterminio al movimiento popular.

Así mismo, otro aspecto a considerar, es el mal concepto ideológico y practico que se manejó para identificar a la gran burguesía nacional o burguesía burocrática, error actual, pues tal fue la falla conceptual y practico que, conllevo al asesinato de miles de campesinos que tenían algunas hectáreas de terreno, asesinatos de campesinos que tenían su tiendita o su ganado, ellos eran los supuestos burgueses nacionales, y bajo esa idea los acribillaron, pero allí no quedo todo, pues se puso en marcha la famosa frase “Crear espacios de vacíos de poder” y con ello mataron a miles de autoridades, a cientos de representantes de las comunidades, volaban torres, puentes, carreteras, explosiones de coche bombas en edificios y centros comerciales, etc, etc.

Para Abimael Guzmán y sus ciegos fieles seguidores insensibles y reaccionarios, todo esto tiene una sencilla respuesta, pues son “Excesos de la guerra”, pero creo yo que, hay que ser ignorantes para mandar aniquilar selectivamente a 40 mil personas inocentes e indefensas, pues estos actos son injustificables e imperdonables, porque se trata de vidas humanas y no de animales u objetos; tanto es el cinismo y cara dura Abimael Guzmán, que tiene la sinvergüencería de pedir amnistía general, y coincidentemente, Alberto Fujimori, el grupo Colina, grupo Rodrigo Franco y generales de las Fuerzas Armadas también lo plantean. Pues es muy lamentable que, aquellos que causaron tanto daño y dolor, hoy con descaro pretendan salir en libertad, pues no tienen ni un mínimo de reparo en asumir su responsabilidad catastrófica, de las miles de muertes, cientos de desaparecidos, miles de desplazados, miles de madres abandonadas, miles de niños huérfanos sin padres, a pesar de todo esto, hoy gritan a los cuatro vientos el galardón de la amnistía por sus actos genocidas.

Pero ¿Es viable la amnistía general en nuestros tiempos? Desde los hechos coyunturales que vienen aconteciéndose, si, pues hace unas semanas, el más grande genocida de la historia peruana, Abimael Guzmán Reynoso, contrajo nupcias con Elena Iparraguirre, pero ¿Cuál es la esencia de ese matrimonio?, no cabe duda en tener mayor contacto y acercamiento a fin de dar las directivas de su partido Sendero Luminoso, para lo cual utilizaran como cortina de humo y fachada, su participación en las coyunturas electorales; algo que, hace muchos años maldijeron y repudiaron y producto de ello, asesinaron a cientos de personas inocentes.

Mientras por el otro lado, está la participación como candidata presidencial Keiko Fujimori, la hija del genocida de Alberto Fujimori que con todo desparpajo, ha declarado que si llega a ser presidenta, pues pondrá en libertad a su padre, y Alan García se presta al juego, ejemplo de ello, es de dar indulto a los días presentes a corruptos de la época Fujimontesinista y a la vez, de entorpecer la judicialización de genocidas de nuestro pueblo, como el caso de los militares.

Pues en algunos años, nada raro sería que, tengamos en libertad a Fujimori, gracias a su hija, asimismo, podríamos contar en adelante con parlamentarios que llevaran la voz del genocida de Abimael Guzmán Reynoso, en la que plantearan la amnistía general para todos los genocidas, tal como lo vienen esbozando a la actualidad, y detrás de ello, la libertad incondicional de Rodrigo Franco, grupo Colina, en fin, libres todos los que causaron daños y lesiones al pueblo peruano.

En este escenario, considero que es menester de cada uno de nosotros, las personas conscientes, pues nos organicemos y estemos atentos ante estos posibles acontecimientos de la historia peruana, del cual sería catastrófico para el devenir de las futuras generaciones. Pues hoy más que nunca, las organizaciones vivas, e instituciones democráticas que defienden la vida como ser supremo de una Nación, trabajemos para evitar hechos que posteriormente nos lamentaríamos y seriamos responsables mediatos por haber sido indiferentes.

Sergio Gonzales Apaza

Periodista

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