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viernes, 30 de diciembre de 2016

¿Falso revolucionario, y creyente?

En el artículo anterior, plantee que sí se puede ser revolucionario y creyente a la vez, pues lo que era de esperarse, algunas críticas que han llegado a mi correo, me sindican que tengo vacíos sociales, nubes ideológicas, envejecimiento político, y claro, que me llegó la hora de creer en Dios.

Al plantear que se puede ser revolucionario y creyente en algo divino, no lo hago con vacíos ideológicos o suposiciones superfluas mentales, y creo que los marxista ortodoxos (que en realidad solo hacen el papel de panfleteros) creen que todo revolucionario es marxista, pues ello si es una laguna ideológica y la confusión de la verdadera conceptualización del mundo. Desde mi punto de vista, revolucionarios somos todos aquellos que queremos cambiar y transformar esta vieja sociedad donde prima la pobreza, desigualdad, explotación, corrupción, inmoralidad; y en ese panorama muchos asumirán la posición y conciencia de clase, reconocerán la vigencia de la lucha de clases, la lucha política.

Muchos se llenan la boca, señalando que los revolucionarios son marxista, con ese concepto puedo puntualizar que todo luchador social, es comunista, lo cual es una inmensa fanfarronería política, por ende, es incoherente pensar así, ya que hasta Cristo fue revolucionario, pero no asumió el marxismo por que dicha ideología ni siquiera existía, y sin ir muy lejos, pues el Che Guevara fue un revolucionario que en pleno proceso revolucionario cubano asumió la lucha de clases, la dictadura del proletariado, el marxismo científico; otro caso emblemático es Javier Heraud, un poeta joven que murió en la guerrilla y que en pleno desarrollo estaba asumiendo el marxismo, y así, puedo ir detallando otros artífices revolucionarios que avanzaron de manera cuantitativa, y finalmente dieron un salto cualitativo.

Considero pertinente que, ser revolucionario y creyente a la vez, no existe cambio impertinente; muchas personas creen en aquel que les traerá la salvación, la paz, armonía, felicidad, creer en ese ser divino que te acompaña desinteresadamente sin conveniencias, que al margen de tus defectos y errores, te brinda amor como la ternura de un niño, ese mismo hombre, ese mismo ser, tiene ese amplio deseo de ser solidario con los demás, y desterrar la inmundicia que existe en nuestro globo terráqueo..

¿Falsos revolucionarios y creyentes? Pues es algo innegable, en mis 14 años de vida política (12 de ellos como dirigente) he conocido inmensidad de revolucionarios y “supuestos” (diría yo, revoltosos) que se autodenominaban revolucionarios, y lo eran, pero de carpeta, entendían al mundo y la pobreza sentados en las aulas junto a la lectura de los clásicos. Otros grandes ideólogos del M-L-M, quienes pretendieron sacar nuevas leyes (Reformismo) y algunos al no lograrlo, cayeron en el fango del revisionismo ideológico, y en ese radicalismo y barbarismo marxista, algunos de mis entrañables amigos, quedaron absorbidos por el sistema y sus patronales de los alcaldes, gobiernos regionales y ayudantes de congresistas (perdón, quise decir como asesores de congresistas) y claro, no me puedo olvidar de aquellos que al obtener un capital, hicieron sus empresas y fueron consumados por la familia, el hogar y su trabajo, la vida cotidiana.

Pero eso no es todo, desde luego que también conocí a supuestos revolucionarios que no tenían ningún contenido ideológico, y se rasgaban las vestiduras diciendo “Para el pueblo lo que es del pueblo”, pero al voltear la esquina, resultaban siendo más obstinados lumpens, que un simple ciudadano indiferente, es decir de aquellos que se dedicaban a vender paros, huelgas, marchas, movilizaciones, traficantes de lotes y sacar a la juventud aquellas veladas y vigilias para luego decirle a su patronal “ahí está mi trabajo, ahora como es la mía”. Pues en las zonas cocaleras no es la excepción, pues dirigentes que supuestamente luchaban contra ONG,s, DEVIDA, el gobierno, pero al final terminaban recibiendo viáticos, dinero y prebendas de sus patronales, en conclusión, unos mercenarios y verdaderos traficantes de las luchas sociales.

Así como existen ese tipo de revolucionarios, reza un viejo adagio que también existen los “falsos profetas”, es decir, aquellos que se pintan de ortodoxos religiosos, los muy principistas, aquellos fieles que cada fin de semana no dejan su asistencia al templo, cada día de rodillas adorando y alabando, cada noche gritando y aplaudiendo, cada cierto tiempo detrás de las penitencias y vigilias, y atentos a cada fecha conmemorable de su secta religiosa; todo ello diría yo, una inmensa hipocresía y sinvergüencería extrema, ya que al salir del supuesto don espiritual (fanatismo), pero con sus familiares teniendo una actitud de riñas, en las calles discriminando y criticando a su prójimo, en sus centros laborales netos individualistas, personalistas y si se trata de los sacerdotes o pastores, viven a expensas que sus fieles le den algo, en sí, un robo que puede ser calificado como explotación a su prójimo, en conclusión, creyentes de Dios, y amos del don dinero, del individualismo, egoísmo, inferencia, personalismo, indecencia, falsos creyentes que teniendo conocimientos de algo divino, solo son y actúan como verdaderos hipócritas del mundo.

Es decir, así como existen falsos revolucionarios, falsos marxistas dogmáticos, obvio que también existen los falsos creyentes dogmáticos y fundamentalistas.

Reza el viejo adagio “nadie es quine para juzgar”, y comparto, por ello que refiero que la discusión no está en que religión estas, o si crees más o menos, el debate no debe focalizarse a qué partido uno pertenece, o que posición política asumes, creo que, la discusión está en la que indudablemente existen personas revolucionarias y creyentes a la vez, algunos actuando dentro los planos correspondientes, y otros actuando de manera oportunista. Debo admitir como revolucionario, que la pregunta coherente en este siglo XXI debe ser si eres o no anticapitalista, antiimperialista, o como me manifestó una amistad en la selva “me declaro revolucionaria, anticapitalista, anti-imperialista y pido al Señor que fortalezca mi espíritu revolucionario”, bueno, una frase que seguramente deja muchas incógnitas.

Como persona, he comprendido que en medio de este sistema capitalista-imperialista que nos desenvolvemos, tenemos que ir generando nuevas formas y fórmulas de llegar al pueblo y por ende al poder, voy aprendiendo que viviendo una vida sedentaria también se puede hacer algo por los más olvidados del Perú profundo, que ocupando un cargo público puede servir a las grandes mayorías dándoles las preferencias necesarias, con lo cual no digo que debemos quedarnos en el conformismo, pues he sido un revolucionario, creo yo, de los que me encarne en los hechos, la práctica del campo, el pueblo, y con todo derecho me atrevo a decir que, es momento de ver el eslabón de la cadena, comprender que no solo hay que analizar la sociedad, sino hay que transformarla.

Me considero revolucionario, porque me lo gane junto a las luchas reivindicativas, por ende soy un ser dialéctico, en la que todo cambia, todo fluye, todo se mueve, todo se transforma, he entendido que debemos respetar las dos parteas y no quedarme solo en las criticas espontáneas, he asimilado en ver el todo y no solo la parte, y si por ello me dicen marxista, socialista, revolucionario o creyente de algo divino, pues que así lo sea.

Luchemos y breguemos, sí, pero con honestidad
Creamos en algo divino, sí, pero con sinceridad

Sergio Gonzales Apaza

Periodista

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