¿Falso revolucionario, y
creyente?
En el artículo
anterior, plantee que sí se puede ser revolucionario y creyente a la vez, pues
lo que era de esperarse, algunas críticas que han llegado a mi correo, me
sindican que tengo vacíos sociales, nubes ideológicas, envejecimiento político,
y claro, que me llegó la hora de creer en Dios.
Al plantear
que se puede ser revolucionario y creyente en algo divino, no lo hago con
vacíos ideológicos o suposiciones superfluas mentales, y creo que los marxista
ortodoxos (que en realidad solo hacen el papel de panfleteros) creen que todo
revolucionario es marxista, pues ello si es una laguna ideológica y la
confusión de la verdadera conceptualización del mundo. Desde mi punto de vista,
revolucionarios somos todos aquellos que queremos cambiar y transformar esta
vieja sociedad donde prima la pobreza, desigualdad, explotación, corrupción, inmoralidad;
y en ese panorama muchos asumirán la posición y conciencia de clase,
reconocerán la vigencia de la lucha de clases, la lucha política.
Muchos se
llenan la boca, señalando que los revolucionarios son marxista, con ese
concepto puedo puntualizar que todo luchador social, es comunista, lo cual es
una inmensa fanfarronería política, por ende, es incoherente pensar así, ya que
hasta Cristo fue revolucionario, pero no asumió el marxismo por que dicha
ideología ni siquiera existía, y sin ir muy lejos, pues el Che Guevara fue un
revolucionario que en pleno proceso revolucionario cubano asumió la lucha de
clases, la dictadura del proletariado, el marxismo científico; otro caso
emblemático es Javier Heraud, un poeta joven que murió en la guerrilla y que en
pleno desarrollo estaba asumiendo el marxismo, y así, puedo ir detallando otros
artífices revolucionarios que avanzaron de manera cuantitativa, y finalmente
dieron un salto cualitativo.
Considero
pertinente que, ser revolucionario y creyente a la vez, no existe cambio
impertinente; muchas personas creen en aquel que les traerá la salvación, la
paz, armonía, felicidad, creer en ese ser divino que te acompaña
desinteresadamente sin conveniencias, que al margen de tus defectos y errores,
te brinda amor como la ternura de un niño, ese mismo hombre, ese mismo ser,
tiene ese amplio deseo de ser solidario con los demás, y desterrar la
inmundicia que existe en nuestro globo terráqueo..
¿Falsos
revolucionarios y creyentes? Pues es algo innegable, en mis 14 años de vida
política (12 de ellos como dirigente) he conocido inmensidad de revolucionarios
y “supuestos” (diría yo, revoltosos) que se autodenominaban revolucionarios, y
lo eran, pero de carpeta, entendían al mundo y la pobreza sentados en las aulas
junto a la lectura de los clásicos. Otros grandes ideólogos del M-L-M, quienes
pretendieron sacar nuevas leyes (Reformismo) y algunos al no lograrlo, cayeron
en el fango del revisionismo ideológico, y en ese radicalismo y barbarismo
marxista, algunos de mis entrañables amigos, quedaron absorbidos por el sistema
y sus patronales de los alcaldes, gobiernos regionales y ayudantes de
congresistas (perdón, quise decir como asesores de congresistas) y claro, no me
puedo olvidar de aquellos que al obtener un capital, hicieron sus empresas y
fueron consumados por la familia, el hogar y su trabajo, la vida cotidiana.
Pero eso no es
todo, desde luego que también conocí a supuestos revolucionarios que no tenían
ningún contenido ideológico, y se rasgaban las vestiduras diciendo “Para el
pueblo lo que es del pueblo”, pero al voltear la esquina, resultaban siendo más
obstinados lumpens, que un simple ciudadano indiferente, es decir de aquellos
que se dedicaban a vender paros, huelgas, marchas, movilizaciones, traficantes
de lotes y sacar a la juventud aquellas veladas y vigilias para luego decirle a
su patronal “ahí está mi trabajo, ahora como es la mía”. Pues en las zonas
cocaleras no es la excepción, pues dirigentes que supuestamente luchaban contra
ONG,s, DEVIDA, el gobierno, pero al final terminaban recibiendo viáticos,
dinero y prebendas de sus patronales, en conclusión, unos mercenarios y
verdaderos traficantes de las luchas sociales.
Así como
existen ese tipo de revolucionarios, reza un viejo adagio que también existen
los “falsos profetas”, es decir, aquellos que se pintan de ortodoxos
religiosos, los muy principistas, aquellos fieles que cada fin de semana no
dejan su asistencia al templo, cada día de rodillas adorando y alabando, cada
noche gritando y aplaudiendo, cada cierto tiempo detrás de las penitencias y
vigilias, y atentos a cada fecha conmemorable de su secta religiosa; todo ello
diría yo, una inmensa hipocresía y sinvergüencería extrema, ya que al salir del
supuesto don espiritual (fanatismo), pero con sus familiares teniendo una
actitud de riñas, en las calles discriminando y criticando a su prójimo, en sus
centros laborales netos individualistas, personalistas y si se trata de los
sacerdotes o pastores, viven a expensas que sus fieles le den algo, en sí, un
robo que puede ser calificado como explotación a su prójimo, en conclusión,
creyentes de Dios, y amos del don dinero, del individualismo, egoísmo,
inferencia, personalismo, indecencia, falsos creyentes que teniendo
conocimientos de algo divino, solo son y actúan como verdaderos hipócritas del
mundo.
Es decir, así
como existen falsos revolucionarios, falsos marxistas dogmáticos, obvio que
también existen los falsos creyentes dogmáticos y fundamentalistas.
Reza el viejo
adagio “nadie es quine para juzgar”, y comparto, por ello que refiero que la
discusión no está en que religión estas, o si crees más o menos, el debate no
debe focalizarse a qué partido uno pertenece, o que posición política asumes,
creo que, la discusión está en la que indudablemente existen personas
revolucionarias y creyentes a la vez, algunos actuando dentro los planos
correspondientes, y otros actuando de manera oportunista. Debo admitir como
revolucionario, que la pregunta coherente en este siglo XXI debe ser si eres o
no anticapitalista, antiimperialista, o como me manifestó una amistad en la
selva “me declaro revolucionaria, anticapitalista, anti-imperialista y pido al
Señor que fortalezca mi espíritu revolucionario”, bueno, una frase que
seguramente deja muchas incógnitas.
Como persona,
he comprendido que en medio de este sistema capitalista-imperialista que nos
desenvolvemos, tenemos que ir generando nuevas formas y fórmulas de llegar al
pueblo y por ende al poder, voy aprendiendo que viviendo una vida sedentaria
también se puede hacer algo por los más olvidados del Perú profundo, que
ocupando un cargo público puede servir a las grandes mayorías dándoles las
preferencias necesarias, con lo cual no digo que debemos quedarnos en el
conformismo, pues he sido un revolucionario, creo yo, de los que me encarne en
los hechos, la práctica del campo, el pueblo, y con todo derecho me atrevo a
decir que, es momento de ver el eslabón de la cadena, comprender que no solo
hay que analizar la sociedad, sino hay que transformarla.
Me considero
revolucionario, porque me lo gane junto a las luchas reivindicativas, por ende
soy un ser dialéctico, en la que todo cambia, todo fluye, todo se mueve, todo
se transforma, he entendido que debemos respetar las dos parteas y no quedarme
solo en las criticas espontáneas, he asimilado en ver el todo y no solo la
parte, y si por ello me dicen marxista, socialista, revolucionario o creyente
de algo divino, pues que así lo sea.
Luchemos y
breguemos, sí, pero con honestidad
Creamos en
algo divino, sí, pero con sinceridad
Sergio Gonzales Apaza
Periodista
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