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viernes, 30 de diciembre de 2016

¿La democracia depende del crecimiento económico?

¿La democracia depende del crecimiento económico?

Francis Fukuyama, autor del ensayo “El fin de la Historia”, concedió una entrevista al destacado periodista Augusto Townsend Klinde del diario El Comercio, publicado en la sección de economía del diario en mención el día sábado 9 de Octubre. Dicha entrevista consta de 8 preguntas específicas, de las cuales algunas de ellas carecen de objetividad; concluyo una vez más que, el autor del ensayo “El fin de la Historia” publicada en 1989 y posteriormente en 1992 con el fin de las ideologías, aun le cuesta analizar a la sociedad como un conjunto objetivo, interrelacionado con lo subjetivo.

Francis Fukuyama en la última respuesta de la entrevista concedida, señala que “Dada la enorme cantidad de gente pobre que hay en el mundo, si no apuestas por el crecimiento, lo único que vas a hacer es redistribuir la pobreza existente”

En primer lugar, Fukuyama al reconocer que existen pobres y por ende otro grupo que son ricos, admite la existencia de dos concepciones diferentes de ver el mundo, y con ello, la subsistencia de dos sectores sociales claramente polarizados que conviven en una sociedad dividida en clases sociales, con dos posiciones políticas diferentes, dos ideologías claramente antagónicas, por lo tanto, la tesis del ensayo “El fin de la Historia”, se cae como torre de papel, ya que es el mismo autor quien reconoce que el mundo está dividido, de un lado quienes viven cómodamente, y de otro lado, quienes están excluidos de las riquezas.

En segundo lugar, seguidamente de la misma respuesta descrita párrafo arriba, manifiesta que “La existencia de una sociedad democrática depende justamente de que haya crecimiento económico”. Pues, creer que la democracia depende exclusivamente del crecimiento económico de los países en su conjunto, es solo vivir en un mundo de ciencia ficción y estar cegado de la realidad mundial, para lo cual, analicemos parte de la situación internacional.

Durante los últimos 10 años, la economía China viene creciendo al 8%, alcanzando su techo de dos dígitos el 2006 con una PBI de 12.6%, y en plena crisis mundial, creció 5%, fue tal la magnitud de su crecimiento económico que al año del 2008, China paso a ser la segunda potencia mundial, relegando al Japón a un tercer plano; sin embargo, si nos referimos a democracia en el país del tigre asiático, las cosas cambian sustancialmente, pues a nivel mundial China es el país más censurado en lo que respecta a derechos humanos y democracia plena; pues ahí no existente la democracia representativa y participativa con derecho a organizarse y hacer uso de la libertad de expresión, por el contrario, se caracteriza por ser un gobierno dictador bajo la conducción del Partido Único. Es decir, bajo el control del Partido Comunista Chino -que de comunista solo tiene el nombre- ya que su práctica es hegemónico e imperialista; Partido que gobierna desde el triunfo de la revolución China en 1949, que luego de 1976 en la dirección de Ten Siao Ping, dio procedencia la restauración del capitalismo, hoy convertido en país imperialista en relación a los países en desarrollo.

En China se vive la dictadura más nefasta de la historia, pues no existen los derechos laborales, no hay derecho a la sindicalización, el salario promedio de un trabajador es de 2 dólares diarios, en referencia al salario de un trabajador Latinoamericano que bordea de 5 a 6 dólares diarios aproximadamente.

En este país asiático, no existe la libertad de opinión y menos la libertad de expresión, pues la prensa vive sometida y amenazada, desde el 2000 al 2010 se han detenido a más de 23 periodistas, las cadenas internacionales como CNN o la BBC de Londres son interceptadas, incluso, el buscador de internet Google u otros, son censurados, ó, sacados del aire cuando expresan una opinión en contra del gobierno Chino, y eso no es democracia, por el contrario, evidencia una clara practica dictatorial, sin embargo, crece económicamente al 8% promedio.

Pero un caso emblemático en los últimos días que da muestra que China es un país donde reina la dictadura y que atenta contra la libertad de expresión, opinión, e ideas, es el encarcelamiento indebido del ciudadano Liu Xiaobo, quien fue detenido en la plaza del Tian An Men el año del 2008, por el simple hecho de haber pedido al gobierno Chino reformas democráticas, hecho que no ha sido impedimento para que el comité Nobel de Noruega le entregue en galardón de Premio Nobel de la Paz 2010, pero al estilo de toda dictadura, el gobierno de China ha mostrado su malestar e indignación al embajador Noruego; lo que expresa definitivamente que China no entiende ni comprende que en países donde perdura la democracia, los poderes del Estado gozan de autonomía como es el caso de Noruega. Estos acontecimientos de la coyuntura internacional, Francis Fukuyama las obvias, debo suponer por sus propios intereses, al igual de los países en desarrollo o potencias económicas que no critican al tigre asiático por las razones de su relación comercial.

Esto explica que no necesariamente los países en democracia pueden crecer en sus economías, sino también lo efectúan los países con gobiernos dictatoriales como China, Birmania, Polonia, El Congo, etc., y que la contraparte de los países mencionados como Inglaterra, Alemania, Italia, Perú -que medianamente mantienen rasgo de ser naciones donde prima la democracia- también crecen económicamente en su PBI; en consecuencia, no es objetivo señalar que las sociedades en democracia, son las únicas llamadas a crecer económicamente; en ese contexto, la tesis de Francis Fukuyama en la entrevista concedida a diario El Comercio el sábado último, está llena de vacíos políticos e ideológicos, lo que expresa su carencia de analizar con objetividad nuestra sociedad.

Considero que la dictadura y la democracia no es un problema a resolver mediante la economía, o que está, este supeditada a la democracia, sino que, tanto la democracia como la dictadura tienen como esencia a resolverse dentro de una clase social, sea burgués o proletaria; es decir, la democracia y la dictadura también tienen su carácter de clase, ya que es la clase social –burgués o proletaria- la que plasmará una de las dos opciones de acuerdo a sus intereses propios, sean sociales o individuales.

Sergio Gonzales Apaza

Periodista

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